Gallup da estos datos para los Estados Unidos sobre qué
debería tener prioridad, el crecimiento económico o la protección del medio ambiente:
Suele suceder. Primum vivere, dirán los encuestados: primero
tener con qué vivir y, probablemente, son muchos los que, en el mundo, piensan
así. Sin embargo, el problema (mundial) es que de la protección del
medioambiente podría depender, a medio plazo, la supervivencia de la especie
mientras que el crecimiento económico es un problema inmediato. Y lo inmediato
tiene prioridad sobre el "largo me lo fiáis". Habría que escribir,
entonces, una carta de disculpa a nuestros nietos y biznietos. Se lo merecen.
Sucede lo mismo con las huelgas: en fase expansiva, suelen
tener más apoyo popular que en medio de una recesión, cuando los que tienen
empleo temen perderlo y los que no lo tienen solo desean conseguirlo. Lo de los
derechos sociales adquiridos en largos años de luchas, es o para personas muy
conscientes de la situación o para tiempos mejores.
Pero volviendo al medioambiente, parece claro que los
gobiernos progresistas o de la nueva izquierda latinoamericanos (y pienso en
los míos, en Bolivia y el Ecuador) coinciden con la opinión pública
estadounidense: el crecimiento económico tiene prioridad sobre las cuestiones
medioambientales. Lo saben muy bien los movimientos indígenas, en ambos países,
que siguen pensando (o proclamando) que el medioambiente es sagrado. Por encima
del crecimiento económico. Por eso hacen marchas para que los gobiernos lo
sepan aunque los gobiernos no piensen hacer caso. Como tampoco el gobierno
español va a hacer caso a los que han ejercido su derecho a la huelga.